La ensalada Waldorf se destaca como un auténtico tesoro gastronómico que ha resistido la prueba del tiempo y se ha convertido en un clásico querido por paladares de todo el mundo.
Imagen cortesía de Savoir Flare
Esta ensalada fue creada por primera vez en el año 1893 en el famoso hotel neoyorkino, Hotel Waldorf (el precursor del Hotel Waldorf-Astoria que abrió en el año 1931). El maître d'hôtel al que se le da el crédito de haber inventado la receta es Oscar Tschirky, aunque la autoría de sus creaciones hoy en día todavía son objeto de disputa
La ensalada Waldorf se destaca como un auténtico tesoro gastronómico que ha resistido la prueba del tiempo y se ha convertido en un clásico querido por paladares de todo el mundo.
Si bien el éxiste de una exquisita ensala Waldorf se basa en los pasos de la preparación; los ingredientes juegan un papel primordial
Manzanas verdes: La elección de manzanas verdes es fundamental para lograr esa frescura y ligero toque ácido que caracteriza a la ensalada Waldorf; su crujiente textura y sabor agridulce complementan perfectamente los otros ingredientes.
Queso Roquefort: El queso Roquefort, famoso por su sabor distintivo y su textura cremosa, aporta una nota de sofisticación a esta ensalada. Su sabor salado y ligeramente picante se combina maravillosamente con las manzanas verdes, creando un equilibrio de sabores inigualable.
Crema de leche: La crema de leche es el componente que confiere una suavidad decadente a la ensalada. Esta crema aporta una textura sedosa que se entrelaza con los demás ingredientes y unifica los sabores de manera sublime.
Nueces peladas: Las nueces peladas aportan un toque crujiente y terroso que agrega una dimensión adicional a esta ensalada. Su sabor y textura contrastan perfectamente con las manzanas y el queso, creando una experiencia gastronómica completa.
Sal: El toque final es la sal, que realza y equilibra todos los sabores presentes en la ensalada. Se añade con moderación para permitir que los ingredientes principales brillen sin abrumar el paladar.